La luz intensa pulsada o IPL (del inglés “Intense Pulsed Light”) elimina las huellas que los años, el estrés, y sobre todo, el sol, dejan en la piel, proporcionando un rejuvenecimiento global y uniforme del rostro, cuello, escote e incluso manos.
La luz intensa pulsada emite una banda ancha de luz que permite tratar varios objetivos a la vez, manchas pigmentadas, venitas o textura cutánea rugosa y así mejorar globalmente la calidad de la piel al estimular la formación de colágeno. La energía de la luz actúa en las capas más profundas para mejorar gradualmente la tonalidad y textura de la piel, eliminar las manchas, rojeces, poros dilatados, arrugas finas y dar luminosidad.
El IPL es un tratamiento no agresivo que permite realizar varias sesiones.
El tratamiento debe iniciarse con la piel perfectamente limpia, sin maquillaje ni cremas. Se realiza utilizando sobre la zona un sistema de enfriamiento que permite que la luz llegue a capas profundas protegiendo las capas más superficiales de la piel.
En función del tamaño de la zona a tratar el procedimiento puede durar desde 30 minutos hasta una hora. Después del tratamiento el paciente puede maquillarse e incorporarse a su vida normal
Los resultados son evidentes desde la primera sesión. Se necesitan entre 5 y 7 sesiones con un intervalo como mínimo de una semana. Las mejoras se perciben de manera progresiva. En primer lugar, desaparecen las manchas y rojeces y así la piel va recuperando un tono mucho más uniforme. A medida que avanza el tratamiento se va notando una mejoría general en la calidad de la piel. Aunque como la luz estimula la creación del propio colágeno y elastina, el resultado óptimo lo veremos a las 5 o 6 semanas de haber terminado con el tratamiento.
También lo podemos combinar con otra aparatología, y tratamientos para conseguir el resultado idóneo para cada cliente.